Hace apenas un año vivimos una experiencia única. Confinados, en pleno estado de alarma por la pandemia del Covid-19, surgió de manera espontánea un gesto social único: el aplauso de las ocho. Cada noche, desde el 14 de marzo hasta el 17 de mayo, toda España se asomaba a sus balcones y ventanas para rendir homenaje y agradecer la labor del personal sanitario. 65 días de reconocimiento a quienes, como decía la canción de Vetusta, «pintaron de azul la oscuridad«. 65 días que hemos querido convertir en un recuerdo imborrable de lo que supone contar con un sistema sanitario público y universal.

En un mundo tan frívolo como el de los NFTs donde un gif de un gato cósmico se vende por 600.000 dólares, o un tweet por 2.9 millones, hemos querido convertir esos 65 días en en un NFT solidario que haga de ese homenaje puntual, un homenaje perpetuo. Una reflexión sobre el valor de las cosas. Lo tangible. Lo intangible. Una reivindicación sobre el papel de la sanidad. Una petición para mejorar sus condiciones. Un experimento romántico. ¿Quién sabe? El NFT está a la venta en OpenSea, el mayor market place del mundo, a un precio libre. Será la gente quién decida qué valor tiene y si merece la pena pagar por algo así. En el caso de lograrse una venta, la cantidad recaudada irá destinada íntegramente a fortalecer el sistema público sanitario a través de Osakidetza, el servicio vasco de salud.

¿Cómo lo hemos hecho? ¿Por qué ese visual?
Lo primero ha sido scrapear todos los vídeos de Youtube sobre aplausos de las 8 en España. Una vez descargados, hemos limpiado y borrado todas las voces que pudieran ser reconocibles. Hemos añadido una base musical compuesta con la inteligencia artificial de AIVA y hemos mezclado todas las pistas con el motor de creación automática de mashups de RaveDJ para crear una pieza única. Y todo, con una duración exacta de 65 segundos. Uno por cada día que duraron los aplausos.

Respecto al visual, hemos desarrollado un código que lee el espectro de sonido y crea una onda de 65 puntos cada frame,  con un color aleatorio entre todos los que componen los uniformes sanitarios, desde los celadores o conductores de ambulancia hasta médicos y enfermeras pasando por anestesistas, auxiliares, personal de limpieza, etc. El resultado es un ojo que te mira esperando una respuesta: ¿cuánto vale la sanidad pública?.